domingo, 22 de enero de 2012

Para no olvidar.


¡Días!
Tiempo para experimentar y reflexionar lo que pasa, te encuentras en estado de éxtasis, y no hay salida, no se intenta salir, se quiere permanecer.

Si tan sólo pudieras verte cuando llegas a la conclusión de que has cambiado, ese preciso momento en el que dices - ¡Por supuesto! aquí me complazco, aquí me amo y aprendo a amar- si te vieras en un espejo, deberías tener una cámara a la mano, porque esa expresión no la volverás a ver, y es tan especial...

Despedaza tu alma de manera perfecta, te atraviesa descaradamente, pero con algodones; te obliga a contemplarte desde todos los ángulos, obtuso, llano, y también cóncavo. Al contemplarse uno de tal forma, sólo concluyes que sigues siendo problemas matemáticos sin resolver, pero ya qué importa, nunca te han gustado mucho las matemáticas, mientras tu ser se convence del descubrimiento bello y tormentoso que acaba de presenciar.

¡Días!
Es como les llaman, pero tú, sólo puedes llamarlos acompañantes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario