domingo, 1 de noviembre de 2015

Por ti.

Por ti, por ti me he desvivido, por ti he perdido, por ti he cometido lo que jamás llegué a pensar posible. Lo peor es que no me importa, tengo un deseo intenso de hacerte feliz y cumplir tus necesidades, me place servirte y hasta vaciarte, me place volatizar mi tiempo y sentir que éste es el más pesado y rápido de la historia humana, escarbar de ti las palabras que seguro no quieres decir, abusar de ti, cooperar contigo, caerme contigo.

Dicen que hay almas en el mundo que se crearon para encajar. Lo peor es que encajamos pero nunca nos instalaremos, y eso lo sé muy bien, no puedo esperarte, ni tú a mí, pero aún así nos esperamos, hacemos y deshacemos, atacamos y no nos sabemos defender.


Y sin ti no soy, y sin ti me aburro, y todas esas cosas violetas que la gente se escupe sin pensar, pues ahora yo no dejo de salivar.



Por ti, por ti me encuentro en constante cambio, quiero  hacerte sentir mareas de dolor, de placer, mareas de confusión, mareas sabor a mí. Pero tú no te dejas, no te nivelas, aunque a veces lo entiendo, ni yo me puedo cargar... 

Quiero que me encuentres allá, allá donde nunca te observas, que un día lo hagas y que lo primero que veas sea mi cara con fallas en sus placas tectónicas, que me veas a mí, luchando por algo que no tenía solución pero aún así lo intenté, hasta no poder más. Horriblemente aún tengo fuerzas para seguir sufriendo, aún no me callo, ni me callan.



¿Me callarás algún día? Yo no sé ponerme la mano en la boca, pero sé cómo se sienten las tuyas en ella. Fatídico.



Me enerva verte acompañado de sombras desconocidas para mí, no suelo desgastar mi furia, pero la verdad es que contigo la siento, siento furia al no verte perdido, ni olvidado, siento furia al saber que hasta ahorita no te puedo silenciar, en movimientos, en malditas noches en vela. Me haces enfermar, pero no me gusta descansar... 



Y bueno, al final es por ti, pero honestamente, es más por mí.