domingo, 25 de marzo de 2012

Otra de ellas.


El sentimiento perdido de aquella mañana, de camino a un día más de escuela. Ella miraba por la ventana una oportunidad, y quería saltar en plena carretera, le enfermaba seguir encerrada en ese transporte, pero claro, la realidad es otra, no saltaría a su destrucción. Se preguntaba si algún día explotaría, si algún día, simplemente no podría soportar la verdad y terminaría olvidada de sí misma.

Todo esto acompañado de canciones contadas que no dejaban sus oídos, los audífonos le calaban, pero la música seguía ahí, comenzó a prestarle más atención a esas letras que viajaban de audífono en audífono, y en un instante, ciertos intrusos jugaban a resbalarse por su frágil existencia, por el aire frágil que le cuidaba esa mañana. Ella solía gritar que le gustaba dejarse llevar por sus situaciones, pero esa vez... no quería...simplemente no quería.

Una melodía la llevó a dejar caer fácilmente su lugar, ahí, entre gente desconocida, -no se darán cuenta-, pensó... y no lo hicieron. Adentro de su cabaña en movimiento, su necesidad de reír luchaba contra esos intrusos, ella sabía que la risa siempre había sido su mejor amiga, pero a veces hasta los mejores amigos te dan la espalda, y ese día llegó. No pudo luchar, se dejó arrastrar, con gusto y sin remordimiento, caminaba más lento de lo normal y escuchaba todo con más amor, pero con tanta tristeza. Un día en el que la risa no la abandonó del todo, pero no se acurrucó en su corazón, sólo fue risa, risa vacía.

La única moraleja que pudo sacar de su día "ordinario" fue la idea de que, si entrarás en mundos desconocidos, tendrás que estar preparada para aceptar todo lo que descubrirás, sin importar que duela, sin importar que queme, que derrita, que absorba vitalidad, ella lo aceptará, y no volverá a tener jamás días como esos. Después de que esas palabras volaron en su cabeza, pudo ser ella de nuevo, y feliz continúa.

Una.

Mañanas azucaradas siempre se buscarán, lo perpendicular siempre creará confusión, pero más importante, siempre se estará en constante cambio.

jueves, 15 de marzo de 2012

Mi canción.


Hola de nuevo espacio en blanco, tengo la intención de ayudarte a explorar, ¿me acompañas?

Llama mi atención una canción, resuena en mí y me alegra tomarla de la mano , contarle chistes y soñar que es humana a su lado, disfruta su composición llena de notas musicales, pero suele quebrarse de repente con la idea de ser humana. Me dedico a abrazarla, y besarla con mi voz, que humildemente canta junto con ella. Me sienta bien, mi mejor amiga .... y el amor se pone a respirar junto a nosotras porque ¿qué podemos hacer? es un escurridizo irremediable.
Cada vez que le escucho, las flores se me hacen bellas, y una tertulia en mi terraza comienza a formarse, con la ciudad que haya imaginado esa tarde como fondo , o esa mañana, pero más delicadamente, esa noche, la ciudad con sus "multiluces" detrás, descansando del día. Sí bien ya ha estado para mí en cualquier situación, mi canción me agradece el haber tenido el privilegio de verme como realmente soy. Me agradece mi furia, mi pasión y felicidad.

Para cuando llega el momento de practicarla en mi guitarra, dejo que maneje mis dedos a su merced, suele doler a veces, pero al final logro adaptarla a mi oído, y se une a mi instrumento, une fuerzas con lo material por mí, me dice; río al explicarle que a mi guitarra no la veo como un material, se adhiere a nosotras como nuestro baile en la terraza. Y mi canción se sonroja como la primera vez que la escuché.

Se las presento, ella es mi canción, la amo con todos mis versos, le gusta soñar que es humana y yo la acompaño en su locura. Me sé de memoria lo que le gusta, y ella se sorprende de mis detalles, a pesar de la seguridad que tiene de que mis detalles siempre estarán para ella. Un nuevo detalle le espera, desearía ver la expresión que tendrá en su existencia cuando lea lo que le he escrito, me emociona ¿saben? ¡me emociona! Mi canción me ha devuelto la corazonada, me ha devuelto lo que perdí en mi gran fuga, y la amo por todo, por todas las veces que hemos cantado, por todo.