martes, 22 de mayo de 2012

Trágica simplicidad.

Mátenme, mátenme... No me gusta lo que sé, no me gusta lo que recogí.
Alto total, lagunas de recuerdos, imágenes...¡Imágenes! maldición.
Me veo cadavérica caminando sobre agua, corriendo, corriendo. Se cae el núcleo, sí, el núcleo cae, y eso ya es exagerado pero acertado. 
Es que...¡Linda! Linda me tiene harta, guarda fotos de una felicidad que ya no existe, cree que lo bueno dura para siempre, pero no sabe que sus recuerdos pueden ser la completa destrucción de otras personas que tocarán lo que ella pisó, lo que ella fotografió, ¡Imágenes! me enferman. Mátenme...mátenme.

Otra noche ha pasado y nadie me ha matado aún, eso sólo da paso a una cosa: Linda. Cosa, cosa despreciable la que hace, la sonrisa que nunca se le va, la relación casi graciosa que logra mantener con las personas que arrastró, con las personas que la hicieron inmensamente feliz , y así quedó. Ella quería más y nada, pero no importa, tiene una puta fotografía de todo. No me gusta verle la colección, pero están a cada respiro que doy en esta casa llena de hastío, no importa, ya casi me matarán, lo huelo en su cabello.

Noche emocionante la que he vivido, con la satisfacción de que sucedería mi muerte, y así, no ver a Linda jamás, pero a como lo veo, no dudo que a la estúpida se le ocurra tomar fotos hasta en mi funeral. La mañana llegó, y sí, aún deambulo la cocina con esas fotos de ella en la fiesta en donde conoció a su primer amor. Me pongo a llorar mientras ella trata de reconfortarme con más fotos del patio trasero, sólo quiero que me maten de una vez por todas.

Y es que no me gusta, no me gusta, saber cada detalle de las historias detrás de sus fotos. ¡Linda! pronto me iré lejos, y desde allá, mandaré dibujos, sí, dibujos, y serán más reales que tus fotos, poseerán eso que me hizo falta toda mi vida, mis dibujos de mí para  ti, sufrirás por mi pérdida, pero yo sé que no los guardarás, nunca te ha gustado la creatividad, y estos  gritarán alboroto, y tus sonrisas se borrarán poco a poco, como cada persona en tus fotografías.

Camino sobre el agua rojiza, Linda me mira, y suelta su frase cargada de maldad, me aterroriza, penetra mis ojos y la deja salir..."Nunca controlarás mis recuerdos"...sí, sus recuerdos me atemorizan , no saber si piensa en su primer beso, en aquel viaje en bote con su mejor amiga de la infancia, en la cantidad de hombres que se acostaron con ella, o las veces que me hizo reír, aún cuando yo deseaba estar muerta. Me paro a un lado de mi ventana, me dejo caer hacia nuestras rejas color blanco, y sonrío, como si ya tuviera mi propia colección de fotografías.... Despierto. Linda dice que es feliz viviendo conmigo y sus hermosas y delicadas fotografías, me voltea a ver con un aire pícaro, como el que yo solía tener antes, y me pide permiso para tomarme una foto, sonrío como nunca, asiento con la cabeza, mientras complacida grito en mi mente, "¡Sabía que llegaría el momento! ¡Mátame Linda!" ¿El asesino? la nueva polaroid que había conseguido.

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