¿Y ya qué queda? No hay más que
pretender que el mundo sigue siendo igual de sencillo que cuando estaba
contigo.
¿Ya que queda? sólo pasear sin
rumbo por unos días, semanas, meses… pasear y tratar de encontrar lo que me
falta, sabiendo que son tus palabras desinteresadas.
No queda nada más que fingir que
te odio, que te repudio y que te escupo. Olvidar la imagen de cuando no te
querías ir de mi lado y apegarme a aquella que me destrozó como si eso fuera
exactamente lo que me merecía.
Apegarme a lo malo, a lo frío, a
lo mortal, no dejar de pensar en aquellas noches que te me escapabas, cuando
preferías irte y no estar conmigo, porque para ti eso era querer.
¿Qué más queda? No hablarte,
tocarte en mi imaginación y hacerme a un lado, ya sólo queda llorar lo que me
pudre y escribir balbuceos para tratar de parchar mi verdadera voz.
La verdad que ya no queda más que
aceptar que me pesas y ya, que me dueles y ya. No puedo seguir queriéndote a
través de una pantalla, sólo queda dormir.
Existe la necesidad de cavar en
mi interior y lo haré hasta que quede vacía de ti, ni un día más perdida por
ti, porque siendo honestos, tus sentimientos eran bolas de papel, suavizadas
por la mínima alteración y desechadas a la brevedad.
Ya sólo queda verte caer ante lo
banal, mientras te alejas cada vez más de lo real, te me vas resbalando hacia
un pozo sin fondo y ya no queda más que cortar la cuerda, cortarte como aquel
día en el que escuché una voz que me
dijo que ya me hacía falta volver a
sufrir.
No me pesa desgastarme por ti,
más bien me apaga tu falta de sentido común y cómo prefieres lo pasajero, lo
que no te cuesta una mirada sincera, lo que no te hace querer hundirte…
Así que ya sólo queda verte hasta
que un día pase por ese lugar y lo primero que vea no sea a nosotros, sino a
una sombra que repetía un proceso del cual me creí dueña, por lo tanto el
momento será desagradable y recordaré porque te amé para luego soltarte…
Sólo queda la incertidumbre de tu
corazón y seguir imaginando lo que en realidad deseabas de mí, y bueno, eso es
de lo más destructivo. Me queda seguir buscándote hasta que mi vista se
desgaste… queda quererte aunque tú no te
quieras, me queda tu mano y una noche de color.
Me quedas tú sin mí, yo para mí.